El cáncer hace referencia a más de 100 enfermedades diferentes que tienen un elemento común: la proliferación anormal y descontrolada de células, que invaden órganos próximos y lejanos, y que si no es tratada acaba en la muerte del individuo. Cualquier célula puede originar cáncer, pero normalmente aparecen en células epiteliales, recibiendo el nombre de carcinomas.
Las consecuencias del cáncer de boca
El cáncer oral es un tumor maligno que se inicia en cualquiera de los tejidos de la cavidad oral. Puede afectar a los labios (normalmente el inferior), dentro de la boca, la lengua, la garganta, las amígdalas y las glándulas salivales. Este tipo de cáncer es más frecuente en hombres que en mujeres y afecta sobre todo a la población mayor de 40 años. Actualmente, el cáncer oral, y e cancer de lengua, representa del 2 al 4 % de todos los cánceres diagnosticados, con un incremente de 5000 nuevos casos cada año. El tumor más común encontrado en la cavidad oral es el carcinoma de células escamosas.
El papel del odontólogo es indispensable para detectar el cáncer oral en una fase temprana y para su prevención. Dado que en fases iniciales las lesiones pre cancerosas son asintomáticas y que el principal factor condicionante de su evolución es precisamente el diagnóstico precoz, el odontólogo se convierte en una figura esencial en la lucha del cáncer oral. El cáncer puede presentarse en forma de una molestia o irritación en la cavidad bucal y una pequeña y aparentemente inofensiva área de induración, cambio erosivo, eritematosa o querostática.
¿Qué provoca el cáncer de boca?
Dos factores de riesgo muy importantes son el tabaco y la ingesta de alcohol. El riesgo de padecer cáncer oral es entre 5 y 9 veces superior en pacientes fumadores, siendo fumadores el 80 % de los pacientes que padecen la enfermedad. El calor, la irritación de la cavidad oral por el tabaco y el roce del cigarrillo con el labio son factores que aumentan el riesgo de los pacientes de padecer cáncer en la cavidad oral. El alcohol también aumenta significativamente el riesgo de padecer cáncer oral. Actúa incrementando la actividad metabólica hepática activando sustancias cancerígenas, altera el metabolismo de queratinocitos orales y ocasiona irritación local en la mucosa. Existen otros factores de riesgo como el tipo de dieta, infecciones, sepsis oral y la radiación ultravioleta.
Dentro del tipo de lesiones que podemos encontrarnos en la cavidad oral hay las lesiones precancerosas. Una lesión precancerosa es un tejido de morfología alterada, más propenso a cancerizarse que el tejido equivalente de apariencia normal. Estas lesiones pueden preceder a un cáncer, pero no conducen inevitablemente al mismo, pudiendo recuperar su integridad tisular original.
Existen diferentes tipos de lesiones que pueden derivar en un cáncer. La leucoplasia es una lesión clínica en la que se observa una lesión blanca que puede aparecer en la mucosa yugal y vestibular inferior, encías, lengua, suelo de la boca y labio inferior. La eritroplasia es una lesión de aspecto aterciopelado que tiene los bordes irregulares y bien definidos. Entre un 40 y 50% de los casos puede evolucionar en un cáncer. El liquen plano es autoinmune y puede presentar diferentes formas. El carcinoma oral no suele dar sintomatología menos cuando se ulcera causando entonces dolor.
Tratamientos
Los tratamientos a realizar frente un carcinoma oral son la extirpación quirúrgica del tumor, radioterapia y quimioterapia. La quimioterapia causa un daño en el revestimiento de la boca y debilita el sistema inmunitario que facilitan la presencia de infecciones. Los pacientes que reciben quimioterapia de dosis altas y tratamiento de infecciones por bacterias deben usar lo mínimo posible sus dentaduras postizas.
La radioterapia y algún tipo de quimioterapia pueden dañar las glándulas salivales provocando una sequedad en la boca que puede comportar una serie de problemas. El riesgo de caries, enfermedad periodontal e infecciones aumenta en estos pacientes con xerostomía. Además, hay una mayor dificultad para usar dentaduras postizas debido a la falta de saliva. Una vez se deja la quimioterapia, las glándulas salivales se recuperan pasados unos dos o tres meses.
Otro efecto de la radioterapia es la posible destrucción de vasos sanguíneos muy pequeños en el interior del hueso pudiendo destruir el tejido óseo y causar fracturas e infecciones en el hueso. Debido a la radiación administrada también pueden dañarse otros tejidos en la boca y se pueden formar úlceras que crecen y causan dolor. Para prevenir la pérdida de tejido y hueso se recomienda usar dentaduras postizas y otros dispositivos orales lo menos posible.