Puede que de repente hayas detectado que tus dientes han tomado un color grisáceo o amarillento y no sepas por qué ha ocurrido, ¿o quizá los tuviste siempre así? También puede que se lo hayas visto a tus padres y te preocupe que tus dientes puedan llegar a volverse de ese tono algún día.
Cualquiera de estas opciones es válida, y es que está demostrado que los dientes van perdiendo su color y luminosidad naturales con la edad, a medida que envejecemos, pero también es cierto que algunas personas nacen con dientes más oscuros o amarillos. Si a esto le sumamos que existen determinados hábitos como el tabaco, el café o el té que también modifican el color de los dientes tenemos un listado de factores que afectan al color de nuestros dientes.
Manchas superficiales o manchas internas
Las manchas en los dientes pueden afectar a una sola pieza o a toda la dentadura. Igual que puede ser una alteración del color temporal o definitiva.
El café, el té, el tabaco o el vino tinto son los responsables de las manchas extrínsecas en los dientes, esas que se depositan sobre la superficie del diente y que, por tanto, se ven a simple vista.
También existen las discromías de causa intrínseca, es decir, que la sustancia que pigmenta se encuentra dentro del diente o forma parte de su estructura. Muy frecuentemente estas manchas son consecuencia de haberse tratado con el antibiótico tetraciclina durante el período de formación de los dientes.
Otras causas de los dientes amarillos o grises pueden ser por un traumatismo que provoque la muerte del nervio dental o por el consumo de flúor en exceso –también durante la formación de los dientes–.
Lavarse bien los dientes, una ayuda extra
Aunque la falta de higiene dental no es una causa directa de los dientes amarillentos o grisáceos sí que nos ayuda a prevenir problemas de salud bucal en general y a frenar el cambio de color en nuestros dientes en particular.
Eso sí, a la hora de cepillártelos debes tener en cuenta una serie de consejos para no agravar el problema en exceso. Por ejemplo, hazlo con cuidado, nunca frotes con mucha fuerza ni aprietes el cepillo contra los dientes. También debes usar un cepillo de dientes de dureza media que no dañe el esmalte. Te recomendamos también recurrir a un cepillo interproximal que te permita limpiar las caras interdentales. Es aquí donde empieza a formarse el sarro que es el que le da ese tono amarillento a nuestra sonrisa.
Por último, no te olvides de cepillarte los dientes al menos 3 veces al día después de cada una de las comidas principales y de recurrir al hilo dental una vez al día.
Si has detectado que tus dientes se están volviendo grises o amarillos y te estás planteando hacerte un blanqueamiento dental para solucionarlo, no tomes la decisión a la ligera. Esto es todo lo que deberías saber antes de realizarte un blanqueamiento dental.