Los implantes dentales suelen ser la solución odontológica ideal para devolver la sonrisa a aquellos pacientes que han perdido uno o varios dientes naturales. Este procedimiento es fundamental, ya que, más allá de la cuestión estética, la pérdida dental puede derivar en problemas de masticación, mordida y/u oclusión que pongan en jaque nuestra salud bucodental.
Sin embargo, gracias a la implantología –una rama de la cirugía oral y maxilofacial– es posible sustituir las piezas que faltan por prótesis dentales que harán las veces de diente permitiendo así que el paciente recupere su sonrisa, pero también que se reparen las funciones bucales afectadas o deterioradas.
Aunque pueda parecer que su uso es algo reciente de nuestra sociedad, lo cierto es que existe evidencia histórica de que ya en el neolítico se utilizaba este procedimiento y que, después, iría perfeccionándose –tanto en técnica como en términos de higiene– desde la civilización egipcia y la Edad Media hasta la fecha actual en la que la implantología es una de las especialidades odontológicas más frecuentes y seguras que se practican.
Y es que, aunque existen muchos tipos de implantes dentales que prácticamente pueden emplearse en cualquier paciente hoy haremos una clasificación en base a su composición, es decir, de qué están hechos los implantes dentales, y es que la oferta en este sentido, es especialmente variada.
Implantes dentales de titanio
El uso del titanio como material para implantes fue todo un descubrimiento, ya que se comprobó que gracias a sus características el titanio era capaz de integrarse en el organismo de los seres humanos sin dañarlo ni ser invasivo. El proceso se conoce con el nombre de osteointegración.
Por su alto nivel de resistencia, el titanio se utiliza solo o en combinación con otros metales dando lugar a una infinidad de aleaciones igual de férreas y duraderas.
Implantes de cerámica
Cuando los dentistas tratan de restaurar una sonrisa de un paciente lo hacen pensando en que la solución odontológica pase lo más desapercibida posible. Es por esto que los implantes de cerámica son tan recurrentes, ya que se trata de un material que guarda un gran parecido con el aspecto real de los dientes naturales.
Podemos encontrar implantes dentales hechos al 100% de cerámica o bien –lo más habitual– piezas artificiales fabricadas en metal, pero recubiertas de una capa de porcelana. Este tipo de implantes cerámicos se utilizan sobre todo para sustituir piezas dentales que son más visibles, como sería el caso de las palas y demás dientes delanteros.
Implantes de zirconio
Es uno de los materiales que más ha crecido en los últimos años y es que presenta múltiples ventajas a la hora de realizar este tipo de tratamiento odontológico. En primer lugar, es biocompatible, es decir, se adapta perfectamente y de forma prolongada a los tejidos y fluidos internos del cuerpo. En segundo lugar, fabricar implantes de zirconio es más asequible, ya que surge de la tierra y, a través de la tecnología, se puede dividir en varias piezas dentales si el paciente lo precisa.
Otros materiales de implantes dentales
En la misma línea que los implantes cerámicos, encontraríamos la resina o el composite, que también simulan a la perfección el aspecto real de nuestros dientes. Estos dos materiales para implantes dentales son de sobras conocidos por los especialistas en odontología. Esto es porque, además de para la fabricación de piezas que ocuparán el lugar de dientes perdidos, también es habitual que se emplean para reparar dientes que se han roto o realizar empastes dentales.